Un paisaje costero paradisíaco cuenta con varios imprescindibles. Una playa de aguas cristalinas, arena blanca como la nieve, palmeras y una hamaca; y es que estos elementos nos recuerdan a la vida en esos pequeños resorts encantadores propios del Caribe. Es muy difícil recrear esa escena en nuestro hogar. No obstante, uno de esos elementos si podemos trasladarlo a nuestro jardín o casa, la hamaca.
El origen de estas hamacas dicen se encuentra en la mismísima civilización Maya. Ellos serían los que comenzaron a construir una especie de cama hecha a base de una fibra que se conseguía del tronco del árbol del nombre Hamak, de ahí su nombre.
Las Hamacas son redes constituidas por un bramante que es capaz de atarse a dos puntos firmes. Así, su superficie nos puede servir como cama, sofá o incluso un columpio para los más pequeños.
Existen varios tipos de hamacas, las que se cuelgan directamente en dos puntos o las hamacas mediterráneas, que cuentan con dos barras o extremos incorporados. Particularmente preferimos las primeras, aunque evidentemente necesitaremos un lugar en el que colocarlas, ya sea dos árboles o quizá dos columnas, que estén a una distancia conveniente.
Materiales hay infinitos, desde telas gruesas tipo lona, bolillos, telas más finas etc. Además, en cuanto a los lugares donde colocarlas se refiere, lo cierto es que es un elemento muy versátil. Evidentemente al aire libre es una de las mejores opciones. No obstante, esto no significa que no podamos encontrar nuestro propio espacio de relax dentro de nuestra casa. Buscad una habitación bien iluminada, en la que además podamos colocar algún tipo de planta, velas, cojines o cualquier otro elemento decorativo similar. El resultado es realmente bueno. Nos llevaremos a casa un trocito de estos paisajes paradisíacos y descansaremos como si lo hiciéramos en una auténtica playa del Caribe.
Fotos vía: onceuponateatime.com.es, compartimosunbrunch.com